Por Felipe Vega, fundador y CEO de CECANI Latinoamérica, empresa de formación y divulgación de ONG y figuras no lucrativas.
Si algo sabemos muy bien en el Tercer Sector es atraer a los mejores para que se integren a nuestra plantilla de empleados o voluntarios.
Así, estamos al tanto de las tendencias y factores de atracción y un grupo que destaca en el mercado empresarial es la Generación Z. Estos son los factores que les resultará atrayentes a este cohorte en nuestras Organizaciones NO Gubernamentales:
Develar el talento interno. Establecer contactos dentro de la empresa es tan importante como establecer contactos fuera de ella, incluso si nuestro trabajo actual no es lo más importante. Las redes internas, que también podrían considerarse como la creación de “capital social”, se relacionan con un mejor desempeño individual, un mayor intercambio de conocimientos entre colegas, mayor innovación y mejor movilidad profesional.
Cuando la ONG teje continuamente redes sociales, no sólo incrementa sus posibilidades de aumentar sus donativos, también aumenta las posibilidades de movilidad profesional, colaboraciones y visibilidad que la vuelven más atractiva en el Tercer Sector.
Agilidad. La generación Z busca cultivar un espíritu de adaptabilidad. Esta capacidad orienta a los profesionales hacia las oportunidades futuras, no solo hacia los desafíos. Es la capacidad de aprender a aprender y prepararnos para desafíos futuros. Las nuevas generaciones, y concretamente la X, buscan pertenecer a organizaciones que les enseñan como aumentar día a día sus capacidades. Y la agilidad es una de las características más valoradas, por establecer una fuerte sinergia con la resiliencia.
La generación Z testificó en la reciente pandemia el poder de la adaptabilidad y respuesta circunstancias diversas, por lo que huyen del burocratismo y de las organizaciones verticales. Buscan el empoderamiento en cada puesto de trabajo y las respuestas y soluciones inmediatas.
Visión a largo plazo. Establecer un plan de cinco años también puede ayudar a la Generación Z a subir de nivel, incluso si saltan de un trabajo a otro durante ese período. Tener una visión a largo plazo ayuda a aislar el crecimiento profesional del tipo de cosas que podrían descarrilar un plan a corto plazo, como cambios de trabajo o responsabilidades diarias.
Frente a la incertidumbre que vivimos todos los días, asumir que se tienen planes a largo plazo palia la incomodidad y volatilidad que buscan, silentemente, los miembros de la generación Z. Una ONG que propicie certezas gana credibilidad entre las generaciones más jóvenes.
Una asociación vanguardista, que considera a las nuevas generaciones como parte de sus grupos de trabajo y norte de acciones trascendentales en el día a día, asegura su vigencia y conexión con la comunidad. No se trata si las cohortes más jóvenes integran su objeto social, sino que tienen la capacidad de conectar con una sociedad cambiante y de altas expectativas.
Un gran error de todo tipo de organizaciones es asumir gestiones tradicionales y enfoques anquilosados. Considerar a la generación Z es apostar por visiones contemporáneas y abrazar estilos nuevos de gestión y gobernanza que nos acerquen realmente a nuestros públicos objetivos.
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