A un panadero se le mueve la bicicleta 

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  • El “panadero mayor” de Atizapán provoca desbandada, que ya inició

En el municipio de Atizapán de Zaragoza al PAN se le está acabando la levadura, no por falta de ingredientes sino por falta de criterio, lo que lo está poniendo en la antesala de la derrota.

Mientras en otras partes del Estado de México los panistas vivieron una elección de comité municipal democrática y de la militancia, en Atizapán la situación fue todo lo contrario.

Y es que esa levadura que no está presente en el PAN, es la que ha levantado el enojo, desánimo y decepción entre sus integrantes.

El “panadero mayor”, conocido como Pedro Rodríguez, es el que se aferra a ser el único que utilice el horno y le impide a los demás usarlo, porque sabe que controlándolo, seguirá adueñándose de los bolillos y los venderá caros, porque en ello ha encontrado un fabuloso negocio.

Ante tan desmedida ambición, otros panaderos ya han optado por quitarse el mandil azul y pasarse a otra panificadora, ahora portando el mandil guinda.

Uno de esos panaderos inconformes se llama Román Cortés, quien terminó abruptamente su carrera de 25 años horneado en la panadería azul, pero como el “panadero mayor” prefiere atragantarse antes que compartir los bolillos, porque quiere tener el negocio a perpetuidad, pasándole por encima a quien sea.

Precisamente por la falta de palabra y la traición que lo está haciendo trascender entre los panistas y ahora hasta con la población atizapense. Ya se dice que, de hecho, ya hay una guerra entre panaderos y panaderías, porque el “panadero mayor” de Atizapán no acepta tratos con nadie que no le convenga.

Como el panadero Pedro se asoció con el panadero Anuar, dueño de las panaficadoras azules del Estado de México, ya siente asegurado el negocio, cerrándole el horno a cualquiera que pretenda hacer unos deliciosos bolillos.

Con ese aliado estratégico, el “panadero mayor”, quiere tener un monopolio y contrarrestar al magnate panadero, Enrique Vargas, que ha tomado muchas decisiones importantes en el gremio panadero azul, pero que le hace sombra porque dispone todavía de mucha levadura, que guarda con celo en el municipio de Huixquilucan.

Y como se dice popularmente, cae más pronto un hablador que un cojo, porque el “panadero mayor”, acusaba al panadero de Huixquilucan de ser un tipo voraz, que solo pensaba en su beneficio.

Hoy ya no puede acusarlo de lo mismo que él está haciendo, llenándose los bolsillos con la panadería de Atizapán, pero con su aliado estratégico, busca perjudicar a la panadería de Huixquilucan.

El “panadero mayor”, ha causado tanta inconformidad, que otra panadera, llamada Ana Balderas, ya ni siquiera quiere tener en su local los colores de la franquicia blanquiazul y se rumora que ya también hace arreglos para pintarla de guinda.

 En fin, que la levadura azul se está extinguiendo en Atizapán por las ambiciones de un panadero que quiere todos los bolillos para él y sus ayudantes incondicionales. Huele a que esa panadería va directo a la quiebra.