Aarón Urbina enloquece y cava su tumba por propio gusto

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  • Está frito con esa actitud y va derechito a una derrota humillante, porque enfrente tiene a un partido morena bien posicionado en Tecámac al que representa una Rosi Wong, amiga del pueblo, sencilla, humilde y con los pies sobre la tierra.

El candidato del PRI a la alcaldía de esta ciudad, Aarón Urbina Bedolla, está totalmente fuera de sí, enfermo de egocentrismo y arrogancia, engañándose a sí mismo, pero sobre todo, engañando a la gente cercana de su equipo, a quienes vende la idea de que es un “producto milagro” y que por el puro hecho de existir, en automático ya ganó la elección del 2 de junio. Así o más deschavetado.

Urbina Bedolla, necesita una atención psiquiátrica urgente, más que una cátedra de humildad, porque dice que es capaz de ver cosas que nadie más ve, todavía ni siquiera ha metido el pastel al horno y ya quiere comérselo, por cierto, él solo, dejando como al chinito a quienes se están rompiendo el alma para tratar de que tenga los votos necesarios para ganar.

Aarón Urbina, está frito con esa actitud y va derechito a una derrota humillante, porque enfrente tiene a un partido morena que está bien posicionado con una Rosi Wong amiga del pueblo, sencilla, humilde y con los pies sobre la tierra; su militancia echada para adelante y su candidata bien arropada por los liderazgos del partido guinda, pero lo más importante, trae el apoyo mayoritario de la ciudadanía.

En su loquera, en esos desvaríos dignos de los peores gobernantes y políticos que ha padecido el mundo, como todo un Nerón o un Calígula, igual que un rey europeo de la era del absolutismo, Urbina pretende que a los tecamaquenses ya se les olvidó el pésimo gobierno que ejerció cuando fue alcalde, los enormes escándalos de corrupción en que ha estado envuelto y los malos tratos a quienes le dieron la oportunidad (no se la volverán a dar).

Se trepó tanto a la soberbia, que ni siquiera se ha dado cuenta de que se está quedando solo, emborrachado de altanería, porque dice que a nadie necesita, que no requiere de dar a conocer su labor proselitista a la ciudadanía, por lo que desprecia a los representantes de los medios informativos y tampoco cree que necesite nada de su propio equipo de campaña, ni de nadie.

Es claro que un político así, se mata solo y Urbina se está matando todos los días, como se mata un alcohólico empedernido y un consumidor de estupefacientes, porque no obstante lo absurdo e ilógico de sus argumentos, no corrige el rumbo.

Lo que demuestra es mucha inmadurez e infantilismo, pues ni un novato de la política haría la estupidez que él está haciendo, ya que por naturaleza, el político está hecho para sumar gente, para sumar apoyos, para ganar simpatías y desde luego, ganar elecciones, sonriendo, incluso, a sus oponentes y personas que no les son afines.

Pero no es el caso Aarón Urbina, que ya está cansando a la gente que le ha sido leal y a la que ve menos que cucarachas, que para él no son dignas de nada, no como los seres humanos entusiastas y trabajadores que dan la cara por él, con todo y la imagen negativa que arrastra como cacique y corrupto.

¿Acaso Urbina no entiende que fue él mismo quien acabó con la hegemonía del PRI en Tecámac? Todo indica que lo que él piensa, es que es un ser de otro mundo, hecho a mano y casi una divinidad, pero está en una realidad que solamente existe en su mente.

La buena noticia es para el partido morena, porque Urbina le está poniendo la elección en charola de plata, para que las huestes de la 4T vuelvan a ganar y se sostengan en el poder por lo menos otros 3 años e incluso, con esas humillaciones a su equipo de campaña, es posible que sus integrantes el día de la jornada electoral prefieran votar por el morenismo, sin descartar que en cualquier momento, ocurra la desbandada y se integren con la abanderada Rosi Wong o se sumen con la edil con licencia, Mariela Gutiérrez, para ayudarla a llegar al Senado.

Siendo la peor opción, Urbina está obsesionado con destruir la transformación que registra Tecámac y todo el esfuerzo realizado por la administración de la hoy candidata a senadora, quien encontró un municipio hecho trizas y un gobierno donde prevalecían los privilegios, la corrupción y el abandono a la ciudadanía, que fue lo que menos le importaba al priísta.

Pero pese a ello, Mariela Gutiérrez asumió el reto de recibir un barco que se hundía, trabajó a contracorriente y enderezó el rumbo, contribuyendo a que el municipio sea actualmente un polo de desarrollo fundamental en el Valle de México y en la entidad mexiquense.

La alcaldesa que hoy busca un escaño en la Cámara Alta, luchó a brazo partido y haciendo las cosas de forma profesional, con honestidad y centrando sus acciones en el bienestar de los ciudadanos, consiguió resultados esenciales en rubros vitales como el desarrollo económico, la seguridad, el abastecimiento de agua potable, obras sociales de calidad, la simplificación administrativa, entre muchos otros logros.

El tema es que la ciudadanía de Tecámac está de acuerdo en la forma en que ha sido conducido el aparato público en los últimos 5 años por el gobierno de morena y que si algo no quieren, es el regreso de los que solamente sirvieron a sus intereses personales y se dedicaron a saquear las arcas públicas.