Del Mazo traicionó al PRI desde que llegó al poder; su objetivo era entregar el poder para lograr impunidad

-
Las amigos; Del Mazo y Del Moral, traicionaron al priísmo siempre combativo y fuerte.
El actuar del ex gobernador, Alfredo Del Mazo Maza, en agravio del PRI fue la crónica de una traición anunciada, porque desde que inició su gestión y no al final como a veces se cree, demostró que no tenía ningún interés de que el tricolor se sostuviera al frente de la administración pública estatal del Estado de México.
El ex mandatario estatal gobernó con enorme desgano, tal vez hasta con rencor, su rareza de actuar a diferencia de sus antecesores quienes impulsaron múltiples programas de beneficio para los mexiquenses y procuraron cerrar filas con el PRI al llegar los tiempos, para respaldar a su partido y fortalecerlo para que llegara poderoso a la cita con las urnas, se vio en todo momento, incluso para promover su imagen, recordar el tremendo problema que ocasionó su Coordinador de Comunicación Social.
Todos hicieron su tarea, cumplieron con su deber, menos Del Mazo, que ejerció un gobierno completamente gris, enfocado solamente a la entrega de las tarjetas del “Salario Rosa” y también fingiendo demencia para no actuar como el primer priísta del Edoméx, dejando un enorme hueco con su ausencia premeditada para dar un rumbo exitoso a su partido.
Ahora que ha sido expulsado de las filas del tricolor, el karma ha caído sobre el ex gobernador, quien fue apoyado por todo un ejército de entusiastas militantes y liderazgos para que llegara al poder, mismo que sacó el cobre y les mostró su completa ingratitud, faltando a su palabra, dejando a la deriva a su propia gente y a los líderes de su partido, cuando sabía perfectamente que la elección de 2023 iba a ser muy complicada.
Basta recordar que en 2017 cuando Del Mazo llegó a la gubernatura, se dudó de la autenticidad de su triunfo electoral y con duda y sin duda. Las cosas ya andaban mal, pero eso a él no le importó.
Del Mazo tenía que haber sacado la casta para reposicionar a su partido, con un trabajo incansable en el gobierno, como decía su mismo slogan de campaña, con “decisiones firmes y resultados fuertes”, para ganarse la confianza de una ciudadanía que ya le había perdido mucha confianza precisamente por su tibieza y desinterés para empujar al priísmo que como vikingos luchaban solos y sin apoyo.
Pero la realidad, es que Del Mazo ya tenía bien calculado lo que iba a hacer: dejar que se perdiera la elección de 2023, que el PRI dejara de gobernar el Estado de México y utilizar eso como moneda de cambio y tabla de salvación, ante los diversos escándalos de corrupción en que estuvo involucrado. Su proyecto fue traidor desde el principio.
Así las cosas, mintiendo de forma sistemática, adoptando una actitud de indolencia y pasividad frente al complejo panorama que había para el PRI hacia el 2023, pero sobre todo haciendo creer a sus correligionarios que haría hasta lo imposible para relanzar a su partido y que éste estuviera en mayores posibilidades de retener el poder, Alfredo Del Mazo llevó a la peor derrota que el tricolor ha sufrido en su historia.
Tan es así, que ni siquiera se comparan las ocasiones que el Revolucionario Institucional ha perdido la presidencia de la república, porque esas derrotas se combinaron con otras victorias importantes como el ascenso al poder de Enrique Peña Nieto.
Del Mazo, nieto e hijo de gobernadores del Edoméx, traicionó también al legado de sus consanguíneos, burlándose cínicamente del esfuerzo que ellos hicieron para mantener a flote a un priísmo que tuvo casi un siglo las riendas de la administración estatal y que pudo haber tenido continuidad, de no ser porque el ex mandatario ya había hecho turbias negociaciones por debajo del agua, para entregar el estado a morena.
Por lo anterior, la candidata perdedora, Alejandra Del Moral, otra traidora al PRI que ya se dice ferviente apasionada de la 4T, fue su títere de Del Mazo, quien fue nominada para la defensa del priísmo en el Estado de México, pero su misión era cumplir el pacto de su jefe político, para provocar la derrota electoral.
Alfredo Del Mazo sepultó al PRI en el Edoméx con premeditación, alevosía y ventaja, al usar el poder de que disponía como gobernador para meter en la congeladora toda la maquinaria tricolor que podía haberle salvado la elección a ese partido y mantenerla a raya para que no desplegara su potencial. Sabía muy bien que traicionando él ganaba, aunque el tricolor se hundiera.
El pacto de impunidad se notó también desde que Del Mazo llegó a “gobernar”, al asumir una actitud dócil y obediente con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, como si fuera un gobernante morenista que aplaudía como foca al ejecutivo federal cada vez que éste visitaba el Estado de México.
Algo muy diferente a lo hecho por su primo, Enrique Peña Nieto, quien siendo gobernador, le planteaba exigencias al entonces presidente, Felipe Calderón, cuestionaba algunas cosas del gobierno federal y manifestaba diferir en varios puntos de vista con el primer mandatario de ese tiempo.
Del Mazo compró impunidad, vendiendo la elección del Edoméx, operó como un vulgar mercenario de la política, demostrando ser un absoluto desleal al partido que le dio la oportunidad de competir para ser titular del Instituto Mexiquense del Emprendedor, alcalde de Huixquilucan, diputado federal y gobernador. A nadie debe sorprender la decisión del PRI de haberlo echado de sus filas, porque como se dice popularmente, quien traiciona una vez, volverá a traicionar, ¡ojo alcaldes del Edomex!…
Pero lo que se avizora es que así como a Alejandra Del Moral le abrieron las puertas en la 4T y la recibieron con los brazos abiertos para incorporarse al equipo de Claudia Sheinbaum, de un momento a otro a Del Mazo se le verá con el chalequito verde o guinda, diciendo que siempre amó la causa del obradorismo y de morena.
MÁS RECIENTES
-
Vecinos de Ecatepec bloquean la caseta de Ojo de Agua por falta de agua potable
10 de abril de 2024 -
Estados Unidos se instala en semifinales del Mundial sub 17
26 de octubre de 2024
© Periódico Palacio

