Gobierno maquilla preocupante realidad de inseguridad en Atizapán
• Pedro Rodríguez, trascenderá como un gobernante con Gentrificación
• Se han destinado millones de pesos para las nuevas patrullas, para un C-4 que se habilitó precisamente en la “Zona Esmeralda”
El alto grado de seguridad en Atizapán que tanto presumen en Atizapán de Zaragoza, ya no es una realidad sino mera demagogia con la que su administración intenta sujetarse con alfileres de una inminente debacle electoral para el año 2027, debido a que los habitantes de ese municipio no ven por ningún lado esa protección.
El argumento de que es el municipio más seguro del Estado de México, se ha derrumbado estrepitosamente, ya que los hechos delictivos han cambiado la visión de los ciudadanos, que hoy se sienten atemorizados y a merced de la delincuencia que opera a sus anchas en la demarcación.
La presencia de la policía municipal, los operativos conjuntos con la Secretaría de Marina, no han logrado contener los embates de los grupos delictivos, que se sienten todopoderosos y con derecho a disfrutar de impunidad.
Los actos violentos se han disparado exponencialmente, como los dos ataques en un tiempo relativamente corto a una gasera en la vialidad Ignacio Zaragoza, con saldo de personas fallecidas, sin que la autoridad haya hecho absolutamente nada para evitarlo, también el homicidio de dos hermanos al interior de una farmacia en la colonia Lomas lindas, aun cuando una patrulla, dizque cuidaba el lugar.
Mientras Pedro Rodríguez se aferra a un discurso que solo lo hace sentir bien a él, el ciudadano de a pie observa cómo en todos los rincones de la geografía municipal se comenten asaltos, extorsiones y ejecuciones, incluso a plena luz del día.
Lejos de tener un “blindaje”, Atizapán ha caído en las redes de la delincuencia y tan es así, que las garras del narcomenudeo tienen del cuello al municipio, que ha visto incrementarse las indagatorias por narcomenudeo en un 200 por ciento.
Y entonces la entrega de más de 200 patrullas según esto para combatir la delincuencia y cerrarle el paso dónde quedan, si el trasiego de estupefacientes se hace a escala cada vez mayor, causando la preocupación y miedo en los ciudadanos, que no creen ya en ese triunfalismo de tranquilidad en sus comunidades, porque lo que viven los tiene aterrados.
Es evidente que el presidente municipal sabe la diferencia entre lo que repite, en donde quiera que se para, solamente para generar una percepción en la gente y los violentos acontecimientos se están sucediendo cada día más en Atizapán de Zaragoza.
Lo anterior equivale a que el alcalde no se cansa de seguir mintiendo, de tratar de engañar a sus gobernados y de proyectar una imagen tanto del municipio como de él mismo que no corresponde con lo que expresa, con lo que está sucediendo, son comerciantes que sufren de extorsiones, con pasajeros del transporte público que cada vez que viajan se exponen a ser asaltados o con colonias que ya son puntos rojos en el mapa delictivo, como la colonia Emiliano Zapata , Lomas Lindas, y no se diga La Higuera, entre muchas otras, donde el crimen organizado ha echado raíces y se dice que hay casas de seguridad de “la maña”.
La crisis de seguridad que hay en el país no convierte a Atizapán en una isla privilegiada en la que mínimamente se cometen delitos, sino que, por el contrario, es un municipio que se suma a la falta de resultados en esta materia y a la desprotección en la que se encuentran sus habitantes.
No hay tampoco distinción de clases sociales en la inseguridad que hay en el municipio, lo mismo pasan ejecuciones y robos en la zona popular, que en los fraccionamientos de clase media, o en las exclusivas áreas residenciales de la llamada “zona esmeralda”.
La delincuencia agarra parejo, pero la respuesta de la autoridad no es contundente para abatirla sino simplemente mediática, porque a Pedro Rodríguez le interesa más darse una buena imagen como gobernante, que proteger a quienes viven en el municipio de Atizapán.
Pedro Rodríguez ha destinado millones de pesos para las nuevas patrullas, para un C-4 que se habilitó precisamente en la “zona esmeralda”, para orquestar una campaña mediática con la que busca persuadir, pero no convence, es decir, despilfarra los recursos públicos sin alcanzar el propósito por el que dice trabajar.
Esto mismo ha hecho que lo califiquen como un gobernante con el mal de Gentrificación.
La ola delictiva está arrastrando a Atizapán de Zaragoza a pasos agigantados y la solución no puede ser solamente escudarse en las encuestas del INEGI, ni en hacer olas en las redes sociales con encuestas pagadas, porque lo que la gente padece, y no hay que olvidar que el ciudadano, lo que verdaderamente percibe de los gobiernos en funciones, se los cobra en las urnas.
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