LA GOBERNADORA ¡QUE SE VAYA!!…

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  • En demanda de seguridad y paz, los ciudadanos se movilizan para demandar la destitución de su gobernadora y su gabinete

El crimen del alcalde de Chilpancingo Guerrero, Alejandro Arcos Catalán, ha desatado no solo la indignación de los guerrerenses sino también la movilización de la sociedad en su conjunto -turistas- que ya está harta de vivir en la zozobra, a causa del actuar impune de la delincuencia, la cual ya no está dispuesta a continuar en esa situación.

Los habitantes de la capital de ese estado, están externando públicamente su repudio a la indiferencia de las autoridades federales frente a la violencia que prevalece en Guerrero, donde hasta 2023 se han cometido 2 mil 449 asesinatos y la justicia brilla por su ausencia.

Y es que los guerrerenses, como en otros estados de la República, ya no están dispuestos a seguir perdiendo seres queridos por culpa de una violencia que no para y unas autoridades que ponen oídos sordos cuando se necesita de su apoyo para proteger a la gente.

Esto ha derivado en que para una ciudadanía que exige seguridad, paz y justicia, sea evidente que la gobernadora, Evelyn Salgado, debe renunciar ya a un cargo que ocupa inmerecidamente, tal y como lo han expresado por medio de un comunicado que circula en las redes sociales y en el que también demandan que junto con la mandataria y a los miembros de su gabinete, se vayan directo…

La falta de resultados de Eevelyn Salgado en materia de seguridad ya colmó la paciencia de la gente de Guerrero y en particular de la de Chilpancingo, que además de manifestar su descontento, también va a pasar de la inconformidad pasiva, a la acción para hacer valer sus derechos y que éstos sean plenamente respetados.

La situación es de por sí grave y como señalan algunos analistas, ya puede considerarse que en Guerrero mandan los maleantes, los que cometen delitos y gozan de impunidad porque la autoridad prácticamente ha desaparecido frente a los embates de los grupos del crimen organizado que operan en esa entidad, o lo que es lo mismo, ya es un estado fallido.

El estado de enojo de los pobladores de Chilpancingo se ha acrecentado exponencialmente y prueba de ello, es que la ex alcaldesa morenista Norma Otilia Hernández Martínez, quien cuando estaba en funciones fue captada en un video desayunando con un líder criminal, de plano fue echada, la corrieron, por la gente del funeral de su sucesor, Alejando Arcos, ya que su presencia fue tomada como una ofensa.

Además de los ciudadanos, algunos actores políticos se han sumado para exigir la destitución de la gobernadora de Guerrero, como el coordinador de la bancada priísta en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, quien asegura que los procesos electorales son decididos por los cárteles del narcotráfico en esa entidad y que en otros países, por hechos como el del asesinato del alcalde Alejandro Arcos, hasta se le ha hecho juicio político a los gobernantes que nada hacen contra la inseguridad.

Sin embargo, mientras unos buscan luz para que se aclaren las cosas, otros sencillamente se desmarcan de lo sucedido al edil de Chilpancingo, como el grupo delictivo “Los Tlacos”, quienes culpan a sus rivales “los ardillos” del homicidio del alcalde y al líder de ese grupo criminal, Celso Ortega Jiménez.

El caso pareciera ser fácil de resolver, pero este deslinde y el que el líder del PRD en Guerrero, Mario Ruiz reconociera que Alejandro Arcos contaba con seguridad personal, proporcionada por la policía estatal y la Guardia Nacional, así como el que el alcalde asesinado días antes se mostrara incómodo y preocupado, lo complican porque ahora lo difícil es entender cómo sus escoltas no lo protegieron en el momento en que más lo necesita y cómo es que se dice que no había recibido amenazas y sin embargo, estaba demasiado tenso previo a ser ejecutado y decapitado.