Siguen fluyendo encuestas parciales, sesgadas y alejadas de la realidad: Consultores Expertos

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  • Encuestas deben ser reguladas para que empresas dejen de engañar a los ciudadanos

Así como Emiliano Zapata decía “la tierra es de quien la trabaja”, en la mayoría de los estudios demoscópicos “la encuesta es de quien la paga”, por lo que lejos de arrojar luz de manera rigurosa, científica y objetiva, gran parte de la fiebre de la “encuestitis”, ya se ha transformado en una enfermedad donde el dato relevante del supuesto puntero en las preferencias electorales, no es otro que aquel que ha mandado pagar el estudio para beneficiarse de ello.

Pero cuando una encuesta es así de tendenciosa, cuando los números están inflados y se exagera de manera descarada para encumbrar a alguien y para echar al sótano a sus competidores en las elecciones, ese faltar a la verdad provoca una completa falta de credibilidad.

Cómo convencer al ciudadano promedio de la información que arroja una encuesta, si ésta se encuentra llena de vicios, de sesgos y sobre todo, de una parcialidad que delata que las grandes cantidades recibidas por la empresa que la levantó, corresponden perfectamente al acomodo de los números al gusto del cliente y no haciendo honor a lo real.

En el país nos hemos acostumbrado a la grandilocuencia de la encuesta que nos dice que un candidato arrollará a sus rivales en el día de la jornada electoral, siendo que esa clase de fenómenos son por el contrario, totalmente escasos.

Casi todas las encuestas se dedican a mentir cínicamente, como en 2023 cuando las casas encuestadoras daban a Delfina Gómez un apabullante triunfo contra Alejandra Del Moral. Falso, la hoy gobernadora no le sacó siquiera 10 puntos de ventaja a la priísta el día de la elección.

Y así como en el caso del Edoméx, hay muchas otras encuestas que no son objetivas, porque el dinero que se les paga condiciona el sentido que les dan, como actualmente que se publica que Claudia Sheinbaum arrasará por la presidencia de la república el 2 de junio.

Esa es otra gran mentira, dicen los Expertos Consultores, puesto que una cosa es que la morenista tenga captada la atención de un número X de mexicanos y otra que Xóchitl Gálvez no cuente con una cantidad respetable de seguidores que estarían dispuestos a votar por ella. «Todo esto, como un ejemplo», señalan.

Otra cuestión que habla mal del trabajo tendencioso de muchas encuestas, es que se lo dejan todo a la tecnología, por medio de llamadas generalmente robotizadas, llamadas por cierto, que llegan a repetirse en una misma semana, por lo que opine una persona se puede transformar en lo que opinan supuestamente cuatro, pero en realidad se trata solamente de una.

Lamentablemente, en los avatares del capitalismo mexicano, las empresas encuestadoras aplican también la de mínima inversión con la más alta ganancia posible, puesto que el universo que eligen para la muestra es sumamente reducido, mil o a veces hasta menos de mil llamadas, con lo que dan por hecho que eso es representativo de ciudades de 100 mil o más habitantes, lo que no corresponde con los hechos.

Y con todo ello, la pérdida de credibilidad en la mayoría de encuestas solamente se usa como arma de propaganda de los candidatos, para tratar de formar percepciones en los ciudadanos e inducir de esa manera el sentido de su voto, para que se tengan que alinear mentalmente con quien va arriba y se den por derrotados de antemano si el candidato de su preferencia va del segundo lugar hacia abajo. Es decir, se busca manipular a la gente.

Aquí lo interesante es que no se sabe nada respecto a que algún organismo de gobierno se encargue de regular el tema de las encuestas, para evitar precisamente que se lleven a cabo de una manera parcial y sesgada como se ha hecho hasta el día de hoy, cuando su obligación debe ser ofrecer información real e imparcial a la ciudadanía.